jeje, no me fui de vacaciones eh...


yo tengo un perro. al decir verdad, no se si es mio, pero creo que ahora entiendo un poco más.

la desasón que tenía era tan grande que se dejó lamer la cara por un perro en reiteradas oportunidades, como si cada una de ellas fuera una dosis de la vacuna contra la insensibilidad.

me llevó un par de años aceptar que me pasaba lo mismo. y cada vez lo llevo más adentro. calculo que nunca podré escapar de ellos. ellos me tienen con el alma arrodillada y la cara de piedra, quien sabe hasta cuando. hasta cuando lo de la cara, porque lo otro ya es definitivo. pronto abdicaré, si es que no acabo mi vida antes. lo se.



(me han llegado miles de mail de lectores que piden que cuente lo de volver al futuro, pero les pido paciencia, ya va a llegar el momento)